Ya hace algún tiempo que surgió la publicidad en su etapa actual, remitámonos a esa época dorada de la Avenida Madison en New York, en la que los publicistas brillaban dentro de lo más alto de la elite social de aquella cultura norteamericana, gente que era vista como rock stars  y que nos vendían el sueño de trabajar para una de aquellas grandes agencias que como monstruos empezaron a crecer desproporcionadamente hasta ser lo que son en nuestros tiempos, agencias con sucursales en diversos países del mundo y que rigen hasta hoy la industria.

Pero hablando técnicamente y eligiendo uno de los atributos de  la publicidad de aquella época es que brillaba por sus textos exactos y precisos, slogans que han pasado de generación en generación y que se siguen mostrando como ejemplo de saber elegir el mensaje correcto de la marca y saber optar por las palabras adecuadas para comunicarlo, como olvidar por ejemplo la frase que hiciera famosa David ogilvy: “a sesenta millas por hora, el mayor ruido que se oye en el nuevo rolls-royce procede de su reloj eléctrico”, como esta diversidad de ellas se hicieron icónicas  era la tendencia y la forma en la que las campañas funcionaban.

La etapa de la saturación.

Al pasar el tiempo llegamos a la etapa de la saturación,  la idea ya no era solamente de vital importancia, la pautas eran más amplias utilizando la repetición en los formatos como la manera de posicionar más rápido a la marca mientras que el presupuesto era el principio de todo, podemos sintetizar que los publicistas buscaban  más cobertura de su mensaje y más repeticiones diarias en tele y radio como la receta secreta,  esto fue el detonante de la publicidad aversiva, fue el virus que se esparció  y que pronto hizo caer en cuenta a los clientes de lo intrusivos que eran los anuncios fue cuando el contacto con todo tipo de comerciales  de parte de la gente empezó a evitarse.

Llegó el BTL.

Esto dio pie a uno de los principales retos que tiene hoy día la publicidad hablar y ser escuchado sin ser percibido como publicidad, así empezó la era de las ideas, de los nuevos formatos, el BTL surgió a partir de esto  teniendo como objetivo llamar la atención de aquellos que le dieron la espalda a la publicidad los contenidos en los medios tradicionales tuvieron que mejorarse para que  las marcas pudieran permanecer en ellos la competencia fue entonces por generar ideas que fueran impactantes para que nos prestaran atención, después venia el convencimiento; sin embargo el consumidor ávido e inteligente empieza a percatarse, y se cierran aún más.

El futuro de la publicidad.

Con esto surge la nueva y actual etapa publicitaria  y que es posiblemente el futuro, que a mi juicio, durará más tiempo, ya no solo se trata de comunicar e impactar, de hecho esto pasa a segundo término, estamos llenos de nuevos medios ejemplo es el surgimiento de nuevos espacios que se crean diario en internet, los formatos ya no son tan importantes, la idea por si sola tiene que ser lo suficientemente sólida para ser transmitida a cualquiera de estos, pero no sin antes crear beneficios tangibles para los clientes, una marca ya no puede darse el lujo de solamente de elegir un beneficio y utilizarlo como estandarte, ahora se trata de ese plus que la posicione aún más, algo innovador como una nueva forma de cocinar más rápido su producto y que la competencia no lo haya hecho antes, este tipo de estrategias de mercadotecnia  ofrecen una experiencia de marca no un mensaje y una vivencia entre más agradable sea mayor facilidad de ser arraigada.

Esta es la era del marketing de experiencias, de las emociones reales y no de tratar de implantarlas o solo comunicarlas, si no de comprobarlas tangiblemente, las agencias de publicidad en esta era dejaron de crear solamente piezas en los medios para ahora estar más inmersas en el proceso interno del cliente, ahora entre tantos artículos tan similares en el mercado tenemos que conocer mejor el que estamos tratando de vender y saber con esto el mejor provechoso uso que podemos darle para la gente.

En pocas palabras el producto es uno más mientras siga siendo eso solo un artículo en la basta línea de exhibición de la tienda de autoservicio.

AUTOR

Carlos Omar Romero

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